DÍA 16: La historia de Juan el Bautista

 

DICIEMBRE 16 

La historia de Juan el Bautista 

Lucas 1, 5-25 

5 En tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, de la clase sacerdotal  de Abías. Su mujer, llamada Isabel, era descendiente de Aarón. 

6 Ambos eran justos a los ojos de Dios y seguían en forma irreprochable todos los mandamientos y  preceptos del Señor. 

7 Pero no tenían hijos, porque Isabel era estéril; y los dos eran de edad avanzada.

8 Un día en que su clase estaba de turno y Zacarías ejercía la función sacerdotal delante de Dios,

9 le tocó en suerte, según la costumbre litúrgica, entrar en el Santuario del Señor para quemar el  incienso. 

10 Toda la asamblea del pueblo permanecía afuera, en oración, mientras se ofrecía el incienso.

11 Entonces se le apareció el Angel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso.

12 Al verlo, Zacarías quedó desconcertado y tuvo miedo. 

13 Pero el Angel le dijo: «No temas, Zacarías; tu súplica ha sido escuchada. Isabel, tu esposa, te dará  un hijo al que llamarás Juan. 

14 El será para ti un motivo de gozo y de alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento,

15 porque será grande a los ojos del Señor. No beberá vino ni bebida alcohólica; estará lleno del  Espíritu Santo desde el seno de su madre, 

16 y hará que muchos israelitas vuelvan al Señor, su Dios. 

17 Precederá al Señor con el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a los padres con sus hijos y  atraer a los rebeldes a la sabiduría de los justos, preparando así al Señor un Pueblo bien dispuesto».

18 Pero Zacarías dijo al Angel: «¿Cómo puedo estar seguro de esto? Porque yo soy anciano y mi  esposa es de edad avanzada». 

19 El Angel le respondió: «Yo soy Gabriel, el que está delante de Dios, y he sido enviado para hablarte  y anunciarte esta buena noticia. 

20 Te quedarás mudo, sin poder hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, por no haber creído  en mis palabras, que se cumplirán a su debido tiempo». 

21 Mientras tanto, el pueblo estaba esperando a Zacarías, extrañado de que permaneciera tanto  tiempo en el Santuario. 

22 Cuando salió, no podía hablarles, y todos comprendieron que había tenido alguna visión en el  Santuario. El se expresaba por señas, porque había quedado mudo. 

23 Al cumplirse el tiempo de su servicio en el Templo, regresó a su casa. 

24 Poco después, su esposa Isabel concibió un hijo y permaneció oculta durante cinco meses.

25 Ella pensaba: «Esto es lo que el Señor ha hecho por mí, cuando decidió librarme de lo que me  avergonzaba ante los hombres». 

Lucas 1, 39-64. 

39 En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. 40 Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. 

41 Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu  Santo, 

42 exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!

43 ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? 

44 Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. 

45 Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor».

46 María dijo entonces: «Mi alma canta la grandeza del Señor, 

47 y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi salvador,

48 porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las generaciones me  llamarán feliz, 

49 porque el Todopoderoso he hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo!

50 Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen.

51 Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. 

52 Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. 

53 Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. 54 Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, 

55 como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para  siempre». 

56 María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa. 

57 Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo. 

58 Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se  alegraban con ella. 

59 A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre;

60 pero la madre dijo: «No, debe llamarse Juan». 

61 Ellos le decían: «No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre». 

62 Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran.

63 Este pidió una pizarra y escribió: «Su nombre es Juan». Todos quedaron admirados. ] 64 Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios.



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