DÍA 13: La historia de Salomón

 

DICIEMBRE 13 

La historia de Salomón 

1ª de Reyes 3, 1-14 

El matrimonio de Salomón con la hija del Faraón 

1 Salomón se emparentó con el Faraón, rey de Egipto; tomó por esposa a la hija del Faraón y la llevó  a la Ciudad de David, hasta que terminó de construir su propia casa, la Casa del Señor y el muro en  torno de Jerusalén. 

2 Pero como hasta esos días no se había construido la Casa para el Nombre del Señor, el pueblo  ofrecía sacrificios en los lugares altos. 

3 Salomón amaba al Señor y caminaba según las prescripciones de su padre David. Sin embargo,  ofrecía sacrificios y quemaba incienso en los lugares altos. 

El sueño y la súplica de Salomón en Gabaón 

2 Cro 1.3-13 

4 El rey fue a Gabaón para ofrecer sacrificios allí, porque ese era el principal lugar alto. Sobre ese  altar, Salomón ofreció mil holocaustos. 

5 En Gabaón, el Señor se apareció a Salomón en un sueño, durante la noche. Dios le dijo: «Pídeme  lo que quieras». 

6 Salomón respondió: «Tú has tratado a tu servidor, David, mi padre, con gran fidelidad, porque él  caminó en tu presencia con lealtad, con justicia y rectitud de corazón; tú le has atestiguado esta gran  fidelidad, dándole un hijo que hoy está sentado en su trono. 

7 Y ahora, Señor, Dios mío, has hecho reinar a tu servidor en lugar de mi padre David, a mí, que soy  apenas un muchacho y no sé valerme por mí mismo. 

8 Tu servidor está en medio de tu pueblo, el que tú has elegido, un pueblo tan numeroso que no se  puede contar ni calcular. 

9 Concede entonces a tu servidor un corazón comprensivo, para juzgar a tu pueblo, para discernir  entre el bien y el mal. De lo contrario, ¿quién sería capaz de juzgar a un pueblo tan grande como el  tuyo?». 

10 Al Señor le agradó que Salomón le hiciera este pedido, 

11 y Dios le dijo: «Porque tú has pedido esto, y no has pedido para ti una larga vida, ni riqueza, ni la  vida de tus enemigos, sino que has pedido el discernimiento necesario para juzgar con rectitud,

12 yo voy a obrar conforme a lo que dices: Te doy un corazón sabio y prudente, de manera que no ha  habido nadie como tú antes de ti, ni habrá nadie como tú después de ti. 

13 Y también te doy aquello que no has pedido: tanta riqueza y gloria que no habrá nadie como tú  entre los reyes, durante toda tu vida. 

14 Y si vas por mis caminos, observando mis preceptos y mis mandamientos, como lo hizo tu padre  David, también te daré larga vida». 

1ª de Reyes 3, 16-28 

La sabiduría de Salomón para juzgar 

16 Una vez, dos prostitutas fueron a presentarse ante el rey. 

17 Una de las mujeres le dijo: «¡Por favor, señor mío! Yo y esta mujer vivimos en la misma casa, y yo  di a luz estando con ella en la casa. 

18 Tres días después de mi parto, dio a luz también ella. Estábamos juntas; no había ningún extraño  con nosotras en la casa, fuera de nosotros dos. 

19 Pero una noche murió el hijo de esta mujer, porque ella se recostó encima de él.

20 Entonces se levantó en medio de la noche, tomó de mi lado a mi hijo mientras tu servidora dormía,  y lo acostó sobre su pecho; a su hijo muerto, en cambio, lo acostó en mi regazo.

21 A la mañana siguiente, me levanté para amamantar a mi hijo, y vi que estaba muerto. Pero cuando  lo observé con mayor atención a la luz del día, advertí que no era mi hijo, el que yo había tenido».

22 La otra mujer protestó: «¡No! ¡El que vive es mi hijo!». Y así discutían en presencia del rey. 23 El rey dijo: «Esta mujer afirma: «Mi hijo es este, el que está vivo; el que está muerto es el tuyo».  Esta otra dice: «No, tu hijo es el muerto; el que está vivo es el mío». 

24 Y en seguida añadió: «Tráiganme una espada». Le presentaron la espada,

25 y el rey ordenó: «Partan en dos al niño vivo, y entreguen una mitad a una y otra mitad a la otra».

26 Entonces la mujer cuyo hijo vivía se dirigió al rey, porque se le conmovieron las entrañas por su  hijo, y exclamó: «¡Por favor, señor mío! ¡Denle a ella el niño vivo, no lo maten!». La otra, en cambio,  decía: «¡No será ni para mí ni para ti! ¡Que lo dividan!». 

27 Pero el rey tomó la palabra y dijo: «Entréguenle el niño vivo a la primera mujer, no lo maten: ¡ella  es su madre!». 

28 Todo Israel oyó hablar de la sentencia que había pronunciado el rey; y sintieron por él un gran  respeto, porque vieron que había en él una sabiduría divina para hacer justicia.



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